lunes, 19 de octubre de 2020

Tren Santiago-Melipilla toma velocidad: aprueban expropiar 22 hectáreas para talleres y cocheras

El Mercurio


Se trata de cuatro lotes de terrenos de empresas inmobiliarias ubicados en la comuna de Peñaflor. En tanto, transporte de pasajeros subió del 20% al 40% tras cese de cuarentenas por pandemia.

Marco Gutiérrez V.


El plan global de inversiones públicas en el sistema ferroviario chileno es de unos US$ 5.500 millones a 2027, con énfasis en trenes de cercanía, de carga y que también apunta a un resultado operacional positivo de la Empresa de los Ferrocarriles del Estado (EFE). La intención a esa fecha es triplicar el movimiento de pasajeros vía tren, llegando a los 150 millones de viajeros al año.


En este contexto, la obra más relevante de EFE por su cuantía es el servicio que conectará Santiago con Melipilla, iniciativa que recibiría sus primeros pasajeros en 2025 y que involucra una inversión cercana a los US$ 1.560 millones. El proyecto de 61 kilómetros y 11 estaciones recibió la Resolución de Calificación Ambiental (RCA) en 2019 y hoy está desarrollando sus primeras obras, aunque no las más vistosas ni demandantes de mano de obra, afirman en Ferrocarriles.


De todos modos, la iniciativa ya está comenzando a dar pasos importantes. Uno de ellos es la reciente aprobación del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) para la expropiación de cuatro lotes de terrenos que suman poco más de22 hectáreas en la comuna de Peñaflor. Estos serán destinados a cocheras y talleres para los 22 trenes nuevos que involucra el servicio a Melipilla.


Un paño de seis hectáreas pertenece a Nueva Inmobiliaria Pocuro y los tres restantes a Inmobiliaria San Patricio, según consta en un extracto del decreto de expropiación publicado en el Diario Oficial.


Desde el Serviu Metropolitano señalaron que en enero de 2020, el organismo firmó un convenio con EFE a través del cual se mandató al Serviu para expropiar alrededor de 110 lotes para avanzar en el proyecto Santiago-Melipilla. Añadió que 14 de estos tienen un programa expropiatorio aprobado y 23 están en trámite.


El presupuesto asignado para todas las expropiaciones es financiado por EFE. Del costo total del proyecto, 4,5% está relacionado a expropiaciones, según información pública.


“Las 22 hectáreas son fundamentales para el proyecto, están en una zona rural despejada y no se afecta a viviendas. Habrá un centro de mantenimiento y estacionamientos de trenes”, comenta el presidente de EFE, Pedro Pablo Errázuriz.


Errázuriz relata que tras recibir la RCA el año pasado, la empresa se ha dedicado a efectuar las adecuaciones ligadas a esa resolución y que fueron solicitadas por las diversas autoridades que participaron del proceso. Aquí destaca ingenierías complementarias por unos US$ 20 millones, relacionadas a despejar temas vinculados al trazado, como son canales, cables eléctricos y ductos de alcantarillado.


A esos trabajos se agregan otros de tipo arqueológico relacionados a las estaciones de pasajeros que están en centros urbanos. Otras obras relevantes que están en proceso de licitación son los puentes Lo Errázuriz y uno sobre el río Mapocho para vías adicionales.


A lo anterior, se añade el traslado de 75 animitas que están al costado de la vía, para lo cual ya contactaron a familiares relacionados de 53 de estas estructuras.


“Esperamos que, físicamente, las obras más grandes se vean en los próximos meses y el próximo año. La pandemia nos ha afectado en el proceso de partir con las faenas, porque los oferentes estaban complicados respecto de cuánto podían o no avanzar. Hubo un pequeño retraso, pero esto está tomando pulso nuevamente”, afirma Errázuriz.


Señala que serán casi 30 mil trabajadores directos al mes que se desempeñarán en el proyecto Santiago-Melipilla hasta 2025, a los que se sumarían otros 120 mil indirectos. Parte del financiamiento sería con los recursos de recientes emisiones de bonos.


Errázuriz destaca que el tren Alameda-Melipilla prevé transportar 50 millones de pasajeros al año, y “en tiempos de viaje, será un ahorro de dos horas y media, ida y vuelta, lo que son 22 días al año para una persona que viaja todos los días”.


Desconfinamiento


El presidente de EFE afirma que en el peor período de la pandemia, la cantidad de pasajeros bajó a menos del 20% respecto de la cantidad habitual, pero señala que tras el desconfinamiento, en el marco del plan “Paso a paso”, las cifras han mejorado. Hoy el flujo bordea el 40% del total, asegura.


“Junio y julio fueron duros, pero ahora progresivamente se está notando que la gente está volviendo y prefiriendo el tren. En muchos casos, personas que no lo usaban hoy lo utilizan, porque los sistemas de limpieza del aire y sanitización de EFE les dan garantías”, sostiene. Añade que en el servicio a Rancagua se advierte que hay pasajeros nuevos.

lunes, 27 de julio de 2020

Estación antofagastina volverá a ser un espacio ciudadano

El Mercurio

El centenario edificio del Ferrocarril Antofagasta Bolivia, ha marcado a varias generaciones. Un proyecto de recuperación le concederá un nuevo estatus urbano.
IÑIGO DÍAZ

“Lugar de citas para pololeos, refugio para amantes furtivos, escenario para encuentros de fútbol callejero y recinto de estudio para muchos ‘mateos' del barrio. Espaciosos accesos para aprender a andar en bicicleta o para poner tirantes al volantín. El quiosco de Doña Inocencia, aledaño a la escala principal de acceso, proveía todo aquello que los pasajeros olvidaban: dulces, cigarrillos, bebidas”, escribe el profesor e investigador Jaime Alvarado en una crónica acerca de la Estación Valdivia.

Es uno de los símbolos de Antofagasta si bien no se encuentra en el centro histórico, donde la propia Estación Antofagasta —de fachadas verdeadas— captura siempre la atención de los visitantes. La Estación Valdivia se ubica en el sector de calles Valdivia y Matta, en lo que entonces fuera el límite oriente de Antofagasta.

Construida en pino oregón americano, inició sus actividades en junio de 1916. Pertenecía al sistema del Ferrocarril Antofagasta Bolivia (FCAB), que operó con gran dinámica como transporte del salitre hasta 1930. Y funcionó además como transporte de pasajeros en la red Ferrocarril Longitudinal Norte, según explica Jorge Luis Honores, arquitecto y asesor urbanista de la municipalidad.

“Pero la estación perdió su rol comunitario poco a poco, desde que dejó de operar alrededor de 1974. Los trenes ya no funcionaron y muchas estaciones en Chile quedaron abandonadas. Hoy se encuentra cercada, por el riesgo de ocupación”, dice. Sin embargo, un proyecto urbano de recuperación patrimonial impulsado por FCAB y Antofagasta Minerals permitirá revitalizar no solo el espacio físico sino también el símbolo que constituye para los antofagastinos.

El Plan de Reconversión de Patios Ferroviarios que llevan adelante ambas entidades dotará de nuevos atributos a la Estación Valdivia para recuperar su estatus, bien descrito por Jaime Alvarado.

“Según el diagnóstico, la estación se encuentra en condiciones para una recuperación. Su daño se debe mayormente a factores climáticos: la exposición del sol y la humedad. También las termitas”, señala América García, ingeniero en el proyecto. “La segunda etapa se centra en un trabajo participativo con los vecinos para decidir cuál será su nuevo uso: puede ser un archivo o un centro cultural. Eso se define tras las consultas, porque no queremos que la estación se convierta en un elefante blanco”, agrega Jaime Henríquez, gerente de Sustentabilidad y Desarrollo Territorial de FCAB.

Los primeros resultados —estiman desde FCAB— podrán verse dentro de tres años. El proyecto evalúa un financiamiento de entre 2 y 3 millones de dólares y considera la habilitación de esos espacios y explanadas que convocaron a los vecinos de la Estación Valdivia.

“Se formó alrededor del ferrocarril como un barrio obrero que prestaba diversos servicios. Fue creciendo rápidamente hasta tener una identidad propia en la ciudad”, dice la ingeniero América García. “Y fue un sector de mucho movimiento y de bohemia de la ciudad. Actualmente es un barrio patrimonial con gran arraigo. Sabella, Rivera Letelier y Floreal Recabarren cuentan historias de sus personajes”, completa el arquitecto Jorge Luis Honores.